Desde su incursión en los años 90, la RSC ha definido una nueva forma de abordar la actividad empresarial.
Su principio básico es simple: dirigir las empresas basándose en la gestión de los impactos que su actividad genera sobre sus stakeholders: clientes, empleados, accionistas, comunidades locales, medioambiente y sobre la sociedad en general, porque lo exige la ley, porque forman parte de su función, o porque la organización lo asume voluntariamente.
No estamos hablando únicamente de una responsabilidad con el medio ambiente, si no con todo aquel que se ve afectado por la actividad de la empresa.
En un mundo cada vez más competitivo y global las organizaciones son más conscientes de su papel activo como generadoras de riqueza, empleo, productos y servicios de calidad y así como otros beneficios para sus accionistas, clientes, empleados, proveedores y demás grupos de interés de las comunidades y entornos en los que operan. Las empresas y otro tipo de organizaciones pueden y deben contribuir al desarrollo sostenible a través del compromiso decidido de sus líderes para establecer una cultura de integridad, transparencia, honestidad y cumplimiento.
¿Qué motiva su aparición en el mundo empresarial?
En un contexto de globalización se abre un debate en torno a esta responsabilidad social, la RSC, como una herramienta que sirva para aminorar el impacto negativo de las empresas en general y de las multinacionales en particular, sobre los derechos sociales, laborales, el medioambiente y en definitiva, sobre los Derechos Humanos.
La RSC es un concepto transversal que afecta a los distintos ámbitos de gestión de la empresa, por lo que las actividades desarrolladas en el marco de la RSC han de estar:
- Vinculadas a la actividad básica de la empresa
- Tener una vocación de permanencia
- Implicar un compromiso de la alta dirección
Existe un acuerdo sobre las grandes áreas temáticas que abarca la RSC: la económica, la social y la medioambiental. Sin embargo si algo caracteriza a la RSC es su carácter pluridimensional que afecta a distintos ámbitos de la gestión de la empresa:
- derechos humanos
- prácticas de trabajo y empleo
- protección de la salud
- cuestiones medioambientales
- lucha contra el fraude y la corrupción
- intereses de los consumidores
Cada empresa (productoras incluidas) debe desarrollar sus propios programas de RSC basándose en las necesidades de su entorno e intentando generar un impacto positivo en la sociedad, pero siempre habrá dudas, y nos deja la conciencia más tranquila saber que alguien con los conocimientos necesarios nos confirma que lo que estamos haciendo es correcto.
Es por eso por lo que contamos con la colaboración de entidades como AENOR, que emiten certificados de responsabilidad para todos los ámbitos de la empresa: desde gestión ambiental, pasando por códigos de conducta, gestión de responsabilidad social…
La APCP cuenta con el sello AENOR (verificado cada año mediante una auditoría exhaustiva) por la cual incluimos en nuestra política de actuación unos requisitos mínimos divididos en tres grandes categorías: Requisitos generales, Requisitos legales y Requisitos de Aseguramiento de la calidad de Servicio, de obligado cumplimiento para todos los Asociados. Un traje hecho a medida para nuestro sector y producciones, teniendo en cuenta todos estos requisitos y valores.
Si te interesa saber más, pincha en este enlace, que te llevará directamente a los programas de RSC que incluimos en la APCP.