El Hub Audiovisual difunde este estudio que constata la transformación profunda del audiovisual español en la presencia de mujeres, aunque persisten brechas estructurales que exigen políticas sostenidas, diversidad real y compromiso sectorial.
Hay informes que no solo miden, sino que interpelan. La décima edición del Informe CIMA, elaborado por la socióloga Sara Cuenca y financiado por el ICAA, traza una fotografía precisa de los logros, retos y oportunidades en materia de igualdad en el cine español. Diez años después del primer estudio, el sector ha avanzado: del 26 % de participación femenina en 2015 al 38 % en 2024. Si la tendencia continúa, en 2026 se podría alcanzar por primera vez un mínimo del 40 %, considerado equitativo a nivel institucional.
Este crecimiento no ha sido casual: políticas de acción positiva, baremos con perspectiva de género y sistemas de puntuación han acelerado el cambio. No obstante, aún queda camino por recorrer: las áreas técnicas tradicionalmente masculinizadas —como Dirección de Fotografía (21 %) o Sonido (26 %)— siguen siendo territorios con baja presencia femenina. Y las brechas económicas son significativas: las películas dirigidas por mujeres reciben un 24 % menos de financiación, una diferencia que supera los 500.000 € por proyecto.
Por primera vez, el informe analiza también lo que ocurre delante de la cámara. En las ficciones estrenadas en 2024, el 100 % de los papeles protagonistas están interpretados por personas cisgénero. Las identidades no normativas, los cuerpos diversos, las personas racializadas o con discapacidad siguen infrarrepresentadas. La diversidad existe, pero no se refleja en pantalla ni en los equipos creativos.
Los datos muestran que allí donde se aplican medidas específicas, los resultados cambian: Andalucía (60 %), Comunidad Valenciana (47 %) o Galicia (46 %) lideran en número de títulos dirigidos por mujeres. Navarra, sin cláusulas pero con incentivos fiscales efectivos, también destaca con un 47 %.
Desde la APCP, celebramos una década de compromiso y progreso, y nos sumamos a la llamada de CIMA: para que el audiovisual español no solo produzca, sino que represente. Porque contar historias también implica decidir quién las cuenta y cómo se cuentan. El reto no es solo avanzar, sino hacerlo juntas y juntos, hacia un cine más justo, más libre y verdaderamente plural.
